Hace muchos años yo era un damnificado completo, pensaba que si seguía el camino, ya sabes, carrera universitaria, trabajo fijo, hipoteca… lo tendría todo.
Pero, en la práctica no fue así, había seguido los pasos para tener el “éxito” y aparentemente lo tenía todo.
Con 25 años había firmado una hipoteca de más de 150.000 usd sin tener ni idea de cómo funcionaba el dinero y tenía un trabajo fijo que no me llenaba.
Mi corazón me decía cada mañana que el trabajo que tenía no era lo que yo había venido a hacer en el mundo.
Esa era mi situación, tenía una deuda mala y un trabajo en el que veía como los días pasaban y sentía que no cambiaba nada.
No fue una época fácil. Después de haber estudiado durante tantísimos años me sentía enfadado porque sentía que la educación me había fallado.
Nadie me había preparado para lo que me encontré después de tantos años de colegio, instituto y universidad.

Así que me tocaba mover fichas y eso fue lo que hice: despedí a mi jefe, emprendí y decidí hacerme cargo de mi educación financiera porque en este punto ya sabía que NADIE MÁS PODÍA HACERSE CARGO DE MI DINERO.

Tres en uno. Me lo pedí todo supongo que porque no sabía que era imposible.
Y así fue como hice lo que siempre hago cuando no sé sobre algo: empecé a formarme por mi cuenta.
No iba a caer en el error de dejar algo tan importante como mi dinero en manos de otros porque entendí que esta era la única manera de alcanzar la libertad.
Así fue como aprendí sobre finanzas y me comprometí conmigo mismo a solucionar el problema del dinero para conseguir mi libertad financiera.
No voy a decirte que fue un camino fácil, pero puedo decirte que fue un camino fascinante que me ha llevado a disfrutar de una vida con propósito, libertad y abundancia económica.